Gran pendiente de Belém do Pará, autorregulación de los medios
Anaiz Zamora Márquez
Uno de los grandes rezagos de los Estados americanos en el cumplimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará) está en la regulación de los medios de comunicación, los cuales además de difundir imágenes sexistas de género, muestran ejemplos de cómo violentar a las mujeres.
Así lo sostuvo Patsilí Toledo Vásquez, doctora en Derecho Público y experta en género durante su participación en el Foro Hemisférico Belém do Pará+20 –realizado la semana pasada en Pachuca, Hidalgo–, quien agregó que a nivel mundial los medios no contribuyen a erradicar la violencia contra las mujeres tal y como se acordó hace 20 años.
Cabe recordar que la Convención Belém do Pará definió por primera vez el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y en su artículo octavo definió que los Estados deben “alentar a los medios de comunicación a elaborar directrices adecuadas de difusión que contribuyan a erradicar la violencia contra la mujer en todas sus formas y a realzar el respeto a la dignidad de la mujer”.
En su ponencia, Toledo Vásquez expuso –con base en informes, datos y análisis de medios de comunicación en América Latina y Europa– que la realidad de muchas mujeres no se refleja en la información mediática, pues los medios toman decisiones a partir de los criterios de los dueños que buscan ganancias económicas, lo que deriva en que el sexismo ya presente en la sociedad se incremente en los contenidos que reproducen estereotipos de género.
Es así que “las malas noticias para las mujeres son buenas noticias para los medios”; la especialista sostuvo que los asesinatos de mujeres “son ganchos de noticias y noticiarios”.
Las víctimas de violencia –a decir de Patsilí Toledo– están sobrerrepresentadas en los medios de comunicación pese a que “las mujeres sufrimos violencia pero no la mayoría”, lo que además de no contribuir a detener la violencia de género tiene ciertas consecuencias para las mujeres y el resto de la sociedad.
Uno de estos efectos –explicó– está relacionado con que la mayoría de los asesinatos de mujeres se presenta como un acto de violencia aislado, un problema individual o de pareja, lo que dificulta la comprensión de la violencia de género “como una problemática estructural, social y cultural”.
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