En México asesinan a quienes claman justicia por sus hijos

Enrique Alvarado

El irónico asesinato de Sandra Luz Hernández, madre de 50 años con un hijo desaparecido, confirma que en México quienes levantan la voz por la inseguridad también son objetos de la misma, especialmente si se recuerda la muerte de la activista Marisela Escobedo en diciembre de 2010, que ocurrió bajo circunstancias similares.

Luz Hernández, quien marchaba en las calles de Culiacán, Sinaloa junto a otra madres de desaparecidos, fue asesinada a balazos cerca de las 16 horas de ayer, en las inmediaciones de la colonia Benito Juárez.

La activista que vio por última vez a su hijo en febrero de 2012, fue atacada por un sujeto que disparó cuando menos 15 veces con una pistola calibre .9 milímetros para luego huir a bordo de un vehículo.

Respecto al avance de las investigaciones, el subprocurador general de Justicia de Sinaloa, Martin Robles Armenta quien horas antes fue el último funcionario que tuvo contacto con Luz Hernández, antes de ser asesinada, indicó que no existen datos sobre el culpable, más que algunas señas del automóvil donde huyó y ciertas caracterices como rasgos físicos y estatura aproximada.

Este caso, irreparablemente evoca el asesinato de la activista norteña, Marisela Escobedo quien la noche del 16 de diciembre de 2010 fue ejecutada con un tiro en la cabeza, mientras se manifestaba frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua igualmente por la muerte de su hija.

Escobedo cobró notoriedad en el estado fronterizo por su empeño en regresar a la cárcel al asesino de su hija, quien  a pesar de aceptar la culpa, fue liberado  dado que sus declaraciones carecían de validez, resolución que  fue apelada y un tribunal lo encontró culpable, aunque para ese entonces el criminal ya había desaparecido.

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