Juan Pablo II nunca será santo: ocho razones
La Iglesia católica podrá decir lo que quiera: Juan Pablo II no fue un santo
El pasado 1 de octubre, el papa Francisco dio a conocer que Karol Wojtyla (1920-2005) y Juan XXIII (1881-1963) serán canonizados el 27 de abril de 2014. La noticia fue justamente relegada por la crisis meteorológica que vive México. Sin embargo, es de capital importancia discutirla: habla de los ideales de sociedad que buscamos, de lo que entendemos por libertad, justicia, respeto y ciencia (Proceso 1798).
Juan Pablo II no puede ser un ejemplo. Más allá de que ordenaba creer en cosas de las que no hay una sola prueba (dios o los dogmas) y de que exigió obediencia ciega desde el último estado teocrático de Occidente, el polaco vejó valores humanistas y democráticos. Los siguientes párrafos explican por qué no puede ser santo.
Protección a Marcial Maciel y a los curas pederastas
Su omisión a la hora de denunciar a curas pederastas (muy notoriamente el mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo) no sólo es falta de santidad, sino un delito.
Durante años, centenas de víctimas escribieron directamente a Juan Pablo II para denunciar las violaciones y estupros que habían sufrido por parte de sacerdotes. Le daban fechas, nombres y versiones coherentes. Cerró los ojos, y siguió aceptando el dinero que venía de los Legionarios y organizaciones parecidas.
Otro caso fue el del otrora cardenal de Boston Bernard Law, que fue demandado 450 veces por encubrir a sacerdotes pedófilos. En 2002, tras entrevistarse con Juan Pablo II, renunció a su arzobispado… pero fue cobijado por la Iglesia, que lo hizo responsable de una de las parroquias más hermosas e importantes del mundo: Santa Maria Maggiore, en Roma. Apenas en marzo pasado el papa Francisco lo removió.
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