Gobierno “ni sus luces” en ataque a periódico El Noroeste
Ante el reciente ataque suscitado en contra de Adrián López Ortiz, director general del diario El Noroeste, el equipo de Revolución 3.0 se solidariza con el rotativo y los trabajadores que lo componen, pues no es la primera vez que ocurre; en anteriores ocasiones, grupos criminales no identificados han arremetido contra el medio por la labor informativa que cumple en territorio sinaloense.
(3 de abril, 2014).- La violencia contra periodistas retorna nuevamente a la escena en el sexenio de Enrique Peña Nieto, y como ya es costumbre, no hay el mínimo viso de que las autoridades tomen cartas en el asunto.
Esta ocasión fue Adrián López Ortiz, director general del periódico El Noroeste, quien fue interceptado anoche, a las 00:00 horas, y posteriormente despojado de sus pertenencias (vehículo, cartera, teléfono celular, laptop y mochila). Sin embargo, cuando ya le habían robado completamente sus cosas, se regresaron los hampones y le dispararon en ambas piernas.
A estas alturas, seguramente las corporaciones encargadas de investigar el incidente lo catalogarán como un caso aislado sin relacionarlo con el trabajo periodístico del director y su equipo. Ése ha sido el modus operandi desde el siglo pasado mediante censura y asesinato de trabajadores de la información, quienes han revelado los vínculos entre gobierno y el crimen organizado.
Como ejemplo de ese intento por desviar la atención del móvil está la reciente ejecución de Gregorio Jiménez “Goyo” (cuya fuente era seguridad, específicamente secuestros) que todo el tiempo el gobernador, Javier Duarte, negó que se tratara de un ataque por su trabajo; también Regina Martínez de la Revista Proceso, señalada su muerte como parte de un caso pasional. Ambos eran veracruzanos.
Y es que los ataques hacia El Noroeste comenzaron a suscitarse luego de que publicaran hace poco más de un mes el nexo entre la policía de Mazatlán, Sinaloa, y el otrora líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera –capturado el pasado 22 de febrero por la Marina Armada de México en coordinación con la Drug Enforcement Administration (DEA)–. De fondo ¿qué se hallaba en la información?: la penetración del crimen organizado en las autoridades de dicha localidad avisando al capo cada que había operativos de la Sedena y la Semar.
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