Cultivando ciudades más verdes en América Latina y el Caribe
Un nuevo informe de la FAO indica que la agricultura urbana y periurbana está muy extendida en América Latina y el Caribe, pero que para aprovechar todo su potencial requiere un mayor apoyo de los gobiernos nacionales, estatales y locales de la región.
“Ciudades más verdes en América Latina y el Caribe” se centra en los progresos alcanzados en la consecución de ciudades dónde la agricultura está reconocida en las políticas públicas y se incluye en las estrategias de desarrollo urbano. Se basa en los resultados de una encuesta en 23 países y datos de 110 ciudades y municipios.
El nuevo informe, presentado en el Foro Urbano Mundial en Medellín (Colombia), incluye perfiles de la agricultura que se practica dentro y alrededor de ciudades como La Habana, Ciudad de México, Antigua y Barbuda, Tegucigalpa, Managua, Quito, Lima, El Alto (Bolivia), Belo Horizonte (Brasil) y Rosario (Argentina).
La investigación de la FAO muestra que 90 mil residentes en La Habana y el 20% de los hogares urbanos de Guatemala y Santa Lucía practican la producción de alimentos. En las principales ciudades y municipios de Bolivia, 50 mil familias son productoras de alimentos. En Bogotá, ocho mil 500 familias producen alimentos para consumo doméstico.
La principal ventaja de la agricultura urbana y periurbana es la de proporcionar un mejor acceso a los alimentos a familias de bajos ingresos. No obstante, la encuesta también indica que en 16 de los 23 países estudiados, los agricultores obtenían algunos ingresos con esta actividad.
En muchos programas de agricultura urbana y periurbana de América Latina y el Caribe, hay una clara tendencia hacia la adopción de tecnologías y prácticas agrícolas que producen más alimentos, y de mejor calidad, a la vez que optimizan el uso de los recursos naturales y reducen la dependencia de las sustancias agroquímicas.
Cabe destacar casos como el de Rosario (Argentina), donde las hortalizas son 100% orgánicas y los horticultores cultivan sobre sustratos de compost de alto rendimiento. En Managua, los agricultores urbanos enriquecen el suelo con fertilizantes obtenidos con la fermentación anaeróbica de desechos domésticos. En El Alto (Bolivia), un proyecto instaló en pequeños invernaderos de fabricación local huertos hidropónicos que producen casi una tonelada de hortalizas al año.
Otra tendencia de América Latina es la propagación de las “ferias bio’’, que venden alimentos orgánicos de producción local. Muchos agricultores urbanos se han incorporado a la cadena de valor como procesadores intermedios o finales de jugos de frutas, verduras, carnes, alimentos enlatados, lácteos, aperitivos y cosméticos naturales.
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