Fotografiando el barrio, desde adentro
Josué Cantorán Viramontes
No está a más de diez cuadras del zócalo y de las oficinas centrales del ayuntamiento, la zona más turística de Puebla, acaso a unos doce minutos en una caminata tranquila, pero el barrio de San Antonio ya se considera zona de riesgo. Ahí se camina con cuidado, de preferencia en compañía de alguien, pues es un foco rojo de pandillerismo juvenil y, lo que es peor, carga un estigma social que lo señala como un barrio impenetrable.
Así de impenetrable, San Antonio, el barrio que desde el siglo XIX albergó pulquerías y prostíbulos, el que fue cuna de temibles bandas en los años 80, fungió también como el espacio donde el colectivo de arte La Pesera realizó el proyecto San Antonio: fotografías desde el interior, mismo que hoy se concreta con la publicación de un pequeño libro homónimo.
Este proyecto, financiado en parte por el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias, consistió en integrarse paulatinamente a la comunidad del barrio hasta ganarse su confianza y dotar a algunos de sus vecinos, en especial niños, de cámaras fotográficas digitales con el fin de que captaran la vida íntima del barrio.
El resultado fue un amplio archivo fotográfico que incluye imágenes de momentos de diversión y de juego, rituales religiosos, retratos de los lugareños en sus espacios de trabajo o de vivienda, y hasta aspectos del paisaje urbano del barrio donde prevalecen el grafiti y las vecindades.
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