Desigualdad social eleva a narcotraficantes al nivel de héroes
Prensa Ibero Santa Fe
- Las personas de comunidades marginadas los ven como ejemplos de superación de pobreza, aseguró el doctor Óscar Galicia, académico de la Ibero
- Narcojuniors son más peligrosos que sus predecesores, porque reproducen y expanden el modelo de negocio, sin eliminar la violencia, contó
- En México, casi la mitad de las personas que provienen del estrato más bajo se mantienen ahí
Al convertirse en ejemplos de movilidad social, la cual es inalcanzable para las personas con bajos recursos, los narcotraficantes se convierten en auténticos modelos a seguir, afirmó el doctor Óscar Galicia, académico del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana.
“Casi todos los narcotraficantes surgen de clases sociales bajas. En algún momento formaron parte de una comunidad, y lograron lo que la mayoría de las personas en estos estratos no han logrado: destacar económicamente, bajo la salvedad de que lo han hecho mediante la ilegalidad”, explicó el especialista en Neurociencias de la Conducta.
De acuerdo con Galicia, en las comunidades marginadas de las que suelen emerger los capos del crimen organizado, estos suelen convertirse en personajes admirables porque “se las arreglaron para lograr un desarrollo económico notable”.
“Esto nos habla de un problema de movilidad social en México. La mayoría de las personas en situación de pobreza en nuestro país, viven condicionadas al hecho de que no existen fórmulas mágicas para superar su situación. Esto es, no importa cuánto se trabaje o cuánto se estudie, ya no se movilizarán socialmente del punto en el que se encuentran”, aclaró.
De acuerdo con el Informe de Movilidad Social en México 2013, 48 de cada cien mexicanos que provienen del estrato más bajo se mantienen ahí. Rara vez hay movimientos radicales: sólo cuatro de cada cien personas cuyos padres pertenecían al 20 por ciento más pobre de la población lograron subir al 20 por ciento más rico.
Galicia añadió que, “en ese sentido, el narcotraficante se convierte en alguien que rompe la inmovilidad social”. Es decir, se convierte en una persona adinerada y poderosa, que tiene una concepción particular de la “riqueza”, de acuerdo con su propia interpretación del término, puntualizó.
El psicólogo argumentó que de la interpretación particular de los líderes criminales de lo que representa el poder y el lujo, se deriva la narcocultura: los atuendos extravagantes, o los rifles AK-47 bañados en oro y cubiertos con piedras preciosas.
Básicamente, agregó, la vida de los narcos “es un simulacro de lo que sería una vida desprendida y de riqueza”.
Asimismo, el narcotraficante no tiene dificultades en permitir que las personas de una comunidad se sientan identificadas con su figura, pues provienen del mismo estrato social y de las mismas condiciones, aseguró Galicia.
“Esa similitud con el estrato del cual emergieron, los hace ser idealizados, ser buscados, identificados como la parte que sí logró salir de la pobreza, marginación y se volvió otro tipo de personas”, contó.
En relación con los narcojuniors, Galicia aclaró que resultan más peligrosos que sus predecesores, pues, pese a contar con mayores niveles de educación, tienden a reproducir el círculo de violencia debido a las situaciones que experimentan dentro de sus propias familias.
“Los descendientes de los narcos vienen de un ambiente descompuesto de todas maneras. Pero ellos no se quedan en sus lugares de origen: van a pasear por el mundo, conocen otras tecnologías e infraestructuras”, contó, y afirmó que se les puede considerar operadores delictivos más valiosos que sus padres.
Un ejemplo de esta situación sería representado por los hijos mayores de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, quienes, de acuerdo con el gobierno estadounidense controlan varias regiones clave para el trasiego de droga hacia Estados Unidos.
Según el investigador, los grandes dirigentes del crimen organizado, a quienes están dedicados un gran número de narcocorridos, no suelen alejarse de sus comunidades, pese a contar con inversiones y negocios en otros países. Lo ejemplificó con el caso de Guzmán Loera, nacido en Badiraguato, Sinaloa, y capturado la mañana del sábado en aquella entidad.
Asimismo, Galicia señaló que la ayuda que ofrecen a las personas de su círculo, al proveer despensas, ropa y protección, no es desinteresada, y suele ser intercambiada por cooperación contra las autoridades, así como mayor admiración y lealtad por parte de los beneficiados.
Por último, el profesor aclaró que la psique de un cabecilla de un cártel no le permite terminar con sus actividades delictivas, debido a que “rara vez alcanzan un nivel de satisfacción con respecto a la vida, de tal forma que siempre quieren más, y necesitan más poder”, debido a que poseen una idea muy primitiva de lo que representa el bienestar o la libertad.
Si le suma a eso los narco corridos y la espantosa música de banda, donde glorifican ese estilo de vida de mujeres, autos lujosos, licor en exceso y poco trabajo… Estamos jodidos.