Empresas de mujeres indígenas son vistas como “amenaza”
Las empresas dirigidas por mujeres de origen rural e indígenas encuentran obstáculos difíciles de sortear, y en muchas ocasiones estos problemas se dan en sus propias comunidades y familias, que las sancionan por considerar que sus proyectos productivos son una “amenaza”.
Por ello, las políticas públicas de apoyo a las empresas deben orientarse a corregir estos obstáculos teniendo en cuenta el amplio rango de condicionamientos sociales, culturales y económicos que afectan a las empresas dirigidas por mujeres.
El “Diagnóstico cualitativo sobre las necesidades de empresarias indígenas y rurales”, que realizó el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) en 2013, señala que las empresarias rurales e indígenas están empujando cambios en las relaciones de poder en sus familias y comunidades, y por tanto es necesario promover estas iniciativas.
Un perfil sobre las empresarias indígenas indica que ellas realizan actividades productivas que están estrechamente ligadas a sus conocimientos y tradiciones culturales y sociales. Así por ejemplo están las artesanas del barro rojo de Oaxaca, las empresarias de la cerámica en Hidalgo, y las productoras de textiles de Chiapas y Yucatán.
Pero también están las que incursionan en nuevos negocios, como la comercialización de granos básicos, la producción de alimentos y los servicios, y quienes realizan actividades con contenido de género, como las promotoras de las estufas ahorradoras de leña en Veracruz, para aligerar la recolección de madera por parte de las mujeres.
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