A Araceli su ex novio le perforó el corazón
Por Mely Arellano
–Me imagino que es un sueño -dice la señora Amada Barranco con voz cansada. Pero no lo es.
No es un sueño haber despertado la mañana del miércoles 13 de noviembre y encontrar el cuerpo desnudo de su hija Araceli tendido boca abajo, sobre su propia sangre encharcada en el piso del baño, con un cuchillo enterrado en su espalda.
No es un sueño que el cuchillo enterrado en su espalda haya sido usado segundos antes para cortar el cuello de Araceli, por donde seguramente comenzó a escaparse la sangre y con ella su vida, y luego perforara su corazón, deteniendo para siempre su sístole y su diástole.
No son un sueño las otras dos embestidas del cuchillo penetrando su cuerpo, causando daño.
No es un sueño. Es una pesadilla.
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