La película de Messi (o las flipantes aventuras de “el pulga” que conquistó al mundo a base de penales)

Foto: @fifaworldcup_es

Por Jorge Rosendo Negroe Alvarez*

El mundial ha terminado y como en toda película hollywoodense triunfa el héroe, aquel que demostró ser digno de obtener la victoria, tanto en su habilidad futbolística (que eso nadie se lo niega) como en su comportamiento correcto y lleno de virtud (aunque en el último juego también se despeinó y profirió algunas maldiciones), vemos al caudillo de un pueblo afectado por la crisis económica dándoles una alegría para sopesar su cotidianidad, vemos la concreción de la leyenda que en su última oportunidad (mundialista) se levanta como el máximo ganador de todas las grandes copas.

Y como en todo filme este también está lleno de dramatismo, pues incluso aquí descubrimos la fórmula del “periplo del héroe”, concepto que usa Joseph Campbell para explicar la estructura de varios relatos mitológicos y que tiene gran uso tanto en cine como en literatura, la cual se basa en un viaje de transformación que regresa a un mismo personaje triunfante trayendo un cambio a su lugar de origen.

Primero vemos a Messi el héroe, llegando al mundo desconocido de ese evento en Medio Oriente (en el que, aunque se tiene incertidumbre se espera triunfar), es ahí donde se enfrenta con una molestia en el tobillo, en la herramienta vital con la que hace su magia y con lo cual da inicio a su transformación, luego, junto con el apoyo del resto de la selección albiceleste, llega al primer partido para caer derrotado por Arabia Saudí, este descenso al abismo los pone cerca de la muerte mundialista, donde él junto con su equipo, obtienen un renacimiento al enfrentar a México “sus clientes de siempre” y con esta renovada expiación, imponerse “fácilmente”, tal como había sido vaticinado por la prensa rioplatense desde antes del Mundial.

Ya con esta energía se cruzan con el viaje del héroe polaco Robert Lewandowski, aquel cuyos dioses no son tan poderosos como para conceder penales, pero si para atajarlos, aunque finalmente lo vencen con un marcador bastante justo para la representación mexicana, la que pese a esto, no cumple la proeza latinoamericana contra los mismos árabes que vencieron a Argentina. En la siguiente ronda Messi abre el marcador frente a Australia y pasan sin problemas con 3 goles sudamericanos (incluso dándose el lujo de meter uno en contra).

En los cuartos de final los argentinos ya pueden oler el aire de la cima y se enfrentan a unos Países Bajos que vienen de echar a EUA, al último sobreviviente de la CONCACAF, ahí, se enroscan en una batalla apretada donde se hace presente el milagro del penal, mismo que cobra Messi y que ahora no falla, pese a esto no pueden evitar llegar a la ronda de los tiros a puerta, hay más dramatismo, en esta instancia los salvadores emergen en el portero “Dibu” Martínez y nuestro héroe el 10 argentino, junto a la victoria llueven las burlas rioplatenses.

Luego viene lo que parecería la prueba de fuego: enfrentarse al entonces subcampeón Croacia (y a la postre 3er Lugar de Qatar). Aunque para este entonces ya los dioses albicelestes (quizá comandados por el Diego) han concedido el portento de que CR7, el “archienemigo” (mediático) de Messi y también el otro favorito para coronarse, ha sido humillado en la banca mientras veía perder a Portugal, dicen que lo mató su propio orgullo.

Para cuando se enfrentan a Croacia, los argentinos dividen opiniones, hay quienes advierten el final hollywoodense de esta historia y ansían ver al “bueno” salirse con la suya, pero también quienes apoyaban al portugués caído, quienes aún no perdonaban la derrota mexicana, quienes detestan al “pulga” y/o quienes van “a muerte” (o apostaron) con otras selecciones, todos estos últimos quieren fuera a Argentina.

Ya en el juego, los croatas son sorprendidos por otra invocación al penal de Messi, quien pareciera que forja su camino a la copa a base de este repetido “milagro”, ante esto, Luka Modrić entiende que a partir de ese punto su equipo juega contra el destino, y que por más que se esfuercen solo entrarán lo goles argentinos.

Como sea, el viaje “de vuelta” ha comenzado, Messi y la albiceleste ya no son aquellos que jugaron contra Arabia Saudí, se han reconfigurado para volver a las finales, para regresar a aquella última instancia que perdieron contra Alemania en Brasil 2014 y en ese punto corregir su error, para tomar revancha contra la Francia que los echó en los Octavos de Final de Rusia 2018.

En el último juego de Qatar brilla el París Saint-Germain, dos de sus grandes estrellas (y a la vez sus relevos generacionales) Kylian Mbappé y Lionel Messi, le anuncian al mundo que el dinero del petróleo es el que manda, y lo hacen justo en el momento en que Europa busca una alternativa para sustituir al gas dispensado a cuentagotas (el gas se mide en litros) por Vladimir Putin.

De ese partido Messi no puede irse sin que se cumpla de nuevo el “milagro” que lo ha representado en todo este torneo: los penales. Concretando así el mayor número de penas máximas que, (¿sospechosamente?) cualquier selección haya cobrado en la historia de la Copa del Mundo. Más allá de este incidente, los argentinos luchan como si fuera una final de la Copa Libertadores: corriendo, empujando, sudando, pateando y poniéndolo todo en el primer tiempo, lo que se ve concretado con un golazo de Di María.

En la segunda mitad despierta La France, ahora es a ella a quien se le cumple el milagro del penal incluso hasta en dos ocasiones, lo que, junto a un golazo desde la entrada del área grande, colocan a Mbappé, la estrella de origen argelino-camerunés, como el máximo goleador del torneo. Y pese a haber anotado otro gol que puso momentáneamente arriba al Cono Sur, el héroe Messi no puede evitar que se empate el juego a 3 goles.

Todo se define en penales, convirtiendo al tiro desde los 11 metros en la forma en que Lionel “el pulga” Messi, concreta su leyenda al conquistar al mundo del futbol, consiguiendo el máximo premio y regresando, como parte final del “periplo del héroe”, el trofeo a “casa” (a Argentina) después de 36 años.

Ahí, se llena de desfiles, de confetti, de banderas rioplatenses, de orgullo, ahí toma la estafeta al cumplir este tributo a Maradona en el primer Mundial sin Diego, consiguiendo el último requisito necesario para brillar formalmente en la historia del balompié. Ahí se posiciona como el próximo referente vivo (pues Maradona ha muerto y Pelé, hasta hace poco parecía seguirlo pronto).

Close Up a la sonrisa de Messi, Medium Shot a “el pulga” alzando la copa en la Plaza de la República, la toma se va abriendo hasta mostrar un Gran Plano General con tres millones de argentinos frente al Obelisco de la Avenida 9 de Julio (pobre del Mc Donalds que está enfrente, un chiste local para los jóvenes bonoaerenses), un cameo del “Dibu” Martínez sonriendo con el guante de oro en su zona genital, Fade To Black. Créditos. Cinta Dirigida por la FIFA y Producida por Qatar Airlines.

Ya me imagino como se titulará en España cuando estrenen su versión castellana: las flipantes aventuras de “el pulga” que conquistó al mundo a base de penales.

 

*Doctorante en Antropología Social por la IBERO CDMX y Asistente de Investigación en la misma institución. Maestro en Estudios de Cultura y Comunicación, Interesado en los Estudios Sociales del Deporte, la Fotografía, la Música, los Conciertos y los Viajes.

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