El Mundial: sigue dando de qué hablar
Por Olivia Jarvio Fernández*
El mundial de Qatar nos ha dado muchas sorpresas. Empezando por el triunfo de equipos que en las quinielas no eran considerados para pasar a la segunda fase como Japón, Australia, Marruecos, Corea o Suiza. Y los que sorpresivamente fueron eliminados y eran selecciones favoritas, como Alemania, Bélgica, Dinamarca y Uruguay. Habría que agregar a Canadá de quien se esperaba que hiciera mejor papel. Hoy, cuando elaboro este texto, España quedó eliminada por Marruecos, y con ello este equipo africano pasa a los cuartos de final por primera vez en su historia.
Por otro lado, como en otros Mundiales, hemos sido partícipes de diversas manifestaciones culturales que se expresan para que no procrastinemos sobre asuntos de derechos humanos. Los jugadores de las selecciones de Inglaterra, Dinamarca y Alemania tuvieron la firme intención de portar el brazalete arcoiris. Pero ante la amenaza de sancionar a los jugadores con tarjeta amarilla, sólo Alemania se manifiesta tapándose la boca con la mano. Aunque vimos a su ministra Nancy Faeser portando el brazalete al lado de Infantino, el presidente de la FIFA, a quien se observó molesto e incómodo; también la selección de Irán que se negó a cantar el himno de su país en protesta por la ola de represión desatada después del asesinato de Mahsa Amini, –aunque después, en el siguiente partido, tuvieron que hacerlo ante las amenazas de tortura y cárcel para sus familias–; así mismo, el caso del aficionado que brincó al campo en el partido entre Portugal y Uruguay con la bandera arcoiris mostrando además, mensajes donde reclama por la invación a Ucrania y sobre la situación de las mujeres en Irán. Y hasta China ha visto el impacto del Mundial con la censura de su gobierno a transmitir las gradas de aficionados que ya no portan mascarillas, lo que según se ha dicho, ha alentado la proclama antipandémica; en los últimos días las protestas se han extendido hasta la exigencia de la dimisión de Xi Jinping. Todas estas son imágenes donde las nuevas generaciones utilizan al futbol como vehículo para expresarse sobre la discriminación, la injusticia, la exclusión; es decir, plantean la necesidad de empatía y conexión con estos fenómenos de los tiempos actuales.
En contraste, vimos una imagen, que personalmente no podría haberme imaginado hace algún tiempo: por primera vez una mujer arbitra en un Mundial de futbol masculino. Es la francesa Stèphanie Frappart, quien lo hizo junto a la mexicana Karen Díaz, –lo cual lo vuelve doblemente emocionante–, y a la brasileña Neuza Back. Lo hacen además con alto reconocimiento y sin incidentes reseñables, en un partido decisivo: Alemania contra Costa Rica, equipos que a la postre quedaron eliminados. Aunque Frappart ya había participado también como primera mujer árbitra en la Champions, su participación en este Mundial adquiere una gran connotación, sobre todo por el significado que tiene que lo haya hecho en un país como Qatar. La elección se hace desde la FIFA –por cierto hoy altamente cuestionada– y puede deberse a la necesidad de enviar un mensaje como gesto de buena voluntad ante el gran descontento mostrado a Infantino, tanto en la inauguración como en los días subsecuentes. Sin embargo, no deja de ser un reconocimiento y un paso gigante a la integración de la mujer a un evento caracterizado por ser casi exclusivamente masculino en el arbitraje.
Otra manifestación que no puede dejarse de lado es el uso de la tecnología. Antes del inicio del Mundial, diversos medios reportaron sobre cómo Qatar es uno de los países con un voyante desarrollo en el sector de las TIC así como en el uso de la Inteligencia Artificial. Esta última la utilizan aplicándola a diversos sectores de la sociedad a través de la economía del conocimiento. Conocido también es el avanzado uso del Big Data en sus procesos de gestión. Se dio a conocer además sobre la tecnología 5G que se usaría en todos los estadios y sobre el avanzado sistema para mantener la temperatura en estos espacios, entre 24 y 26 grados centígrados, a pesar de las altas temperaturas, aún en esta temporada, en Qatar. Pero para sorpresa de quienes hemos sido partícipes de varios mundiales, por primera vez supimos que se está usando un balón inteligente. Adidas dio a conocer que el balón oficial tiene un chip que sirve para rastrear cada toque del juego prácticamente en cada segundo. La información del balón se envía continuamente a la sala de operaciones para detectar de forma precisa el punto que ocupa y sus movimientos; con esto se tiene garantía de mayor respeto de las reglas del juego. Además, en los estadios hay cámaras para monitorear el balón y el cuerpo de los jugadores a fin de que los datos estén disponibles para los árbitros permanentemente.
Hemos sido testigo también de la gran cantidad de goles anulados. Esto se debe a que a través del uso de la Inteligencia Artificial, se rastrean las extremidades de los jugadores (en 29 puntos del cuerpo 50 veces por segundo) para verificar si existe posición fuera de lugar, lo cual de manera instantánea se notifica al VAR para que se tomen las decisiones más apegadas a las reglas. Por ello, en el encuentro Argentina vs Arabia Saudita, la eliminación de los goles no tuvieron mayores comentarios. Lo mismo para el caso del último partido de México también vs Arabia. Quizá habría que destacar que sí resultó muy controvertido el gol de Japón vs España, donde a pesar de que nuestro ojo, en todas las repeticiones, sigue viendo que el balón salió antes del pase del que se siguió el gol; la información que proporciona el balón inteligente, niega que haya salido, lo que a la postre hizo que el gol fuera válido.
Ni hablar que hemos sido partícipes de los juegos más largos de los mundiales; con tiempos de compensación que han agregado más minutos a los que estamos acostumbrados. Esto se debe a que por primera vez, en la FIFA se acordó, llevar el conteo exacto de los tiempos perdidos durante el tiempo regular. Esto incluyó desde las detenciones por lesiones, penalizaciones, pérdida de tiempo de los jugadores y hasta los festejos de celebración de gol.
Sin embargo hay algo que prevalece hasta nuestros días y que no vemos cómo pueda modificarse. Hemos corroborado, como lo escribió Philipp Lahm, que “Europa sigue dominando el futbol contemporáneo”. En los equipos que han dado la sorpresa en este Mundial, ha sido fundamental la actuación de jugadores como el japonés Ritsu Doan, jugador de Alemania o Takefusa Kubb de la Real Sociedad o Maeda quien juega en el Celtic; o de Marruecos, Achraf Hakimi, del PSG, o Amrabat, de La Fiorentina, o Yassine Bounou “Bono”, jugador del Sevilla que fue determinante ante España.
De Croacia, Perisic, quien juega en el Tottenham, Luka Modric, del Real Madrid, o Ante Rebic, del Milan. Ni hablar de los equipos Argentina, con Messi, Di María, Julián Álvarez, entre otros, todos con trayectorias en Europa. Lo mismo pasa con el favorito Brasil, quien en este Mundial juega prácticamente con dos equipos: el titular y la banca, donde aparecen Neymar, Vinicius, Alisson Becker, Militao, Antony, Gabriel Jesus, Raphinha, etc., etc., todos con carreras en Europa. Lo mismo pasa en equipos como el USA con Pulisic, del Chelsea; Corea con Heung-min, extremo izquierdo del Tottenham; o Senegal, con Édouard Mendy, del Chelsea, Nampalys Mendy, del Leicester City, o Koulibly, del Chelsea.
Aunque la historia de México ya la conocemos y seguimos rumiando la exigencia de un cambio, también los nombres más representativos se han terminado de formar y lograr su mejor nivel jugando en Europa; son los casos de Jiménez, Guardado, Lozano, Álvarez, entre otros.
A pesar de que en América, África o Asia Oriental existen grandes talentos, la gran mayoría participan en las ligas europeas. Tal es también el caso de los ocho equipos finalistas, de los cuales cinco son europeos, como lo fueron, así mismo, los últimos cuatro campeones del mundo. Lahm reportó que las únicas excepciones a este eurocentrismo han sido Pelé y Zico, quienes se formaron e hicieron sus carreras lejos de Europa; también establece que Brasil y Argentina en los años setenta fueron selecciones campeonas que no tenían tantos jugadores en ligas europeas como ahora. En fin, es mucho lo que nos está dejando para reflexionar este Mundial; ya veremos que queda en claro después de los cuartos de final y las semifinales. Seguramente los debates continuarán y algunas conclusiones podremos tomar. Por lo pronto, a seguir disfrutando del Mundial, que todavía dará de qué hablar.
*Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación
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