Los expulsados de estas tierras
Varón ayúdame, dame algo de comer. Vengo de Honduras, sigo el largo camino a Estados Unidos. Cómo salgo de la ciudad y llego al bus para seguirla a Arriaga, a La Arrocera de Huixtla, pá topar a La Bestia. Vengo de San Pedro Sula, Honduras. Me dijo. Guardó en su mochila raída, el pan, las naranjas, el puñado de arándanos, la botella de agua y los 30 pesos recibidos. Le dije que no comiera de golpe los arándanos, porque aflojan el chiscuy. Que aquellas, casi disecadas frutillas, no eran buenas para el viaje, así se transitara hacia los infiernos multiplicadores de la migración. De pronto surgió la voz de uno de sus tres acompañantes, […]