Ciudadanos indignados
Los ciudadanos de esta ciudad vivimos indignados. Molestos. Pero no sabemos canalizar nuestro coraje. Sentimos que algo marcha mal, que algo no funciona, que hay un fuerte hedor en la administración pública, pero nos vemos incapaces de cambiar algo. Aplacamos nuestra ira y preferimos dirigirla al vecino de al lado, al otro ciudadano también indignado que camina o conduce un coche.