Definición de pantalla
Cuando pienso en pantalla pienso en la de las salas cinematográficas. Todo mundo debería hacer lo mismo. Digo, para tener conciencia de que lo maravilloso está más cerca de lo que creemos.
Cuando pienso en pantalla pienso en la de las salas cinematográficas. Todo mundo debería hacer lo mismo. Digo, para tener conciencia de que lo maravilloso está más cerca de lo que creemos.
No sé ustedes, pero yo conozco a un personaje que se quedó instalado en su juventud. Ahora tiene unos cincuenta y uno o cincuenta y dos años de edad y sigue comportándose como cuando tuvo dieciséis años. Principió a pensar la vida en cámara lenta y terminó congelando la imagen.
Según tío Lacho, el escritorio no es un objeto recomendable. Desde hace mucho oigo que dice: “Esos funcionarios son unos tontos, hacen programas desde el escritorio”. Sé porqué tío Lacho lo dice. Lo dice porque los funcionarios de gobierno, en lugar de estar sentados frente a sus escritorios, deben salir al campo…
Va, estaremos juntos sin juramentos. Y, durante muchos meses, fuimos felices, y cuando nos dijimos adiós, porque ella andaba con otro, me dijo que estaba contenta con él, sin juramentos y sin amor. Me dio gusto, había cancelado las losas que los hombres insisten en cargar sin necesidad.
Así pues, la lluvia sólo es caída de agua. Mucha gente la emplea para describir un paisaje melancólico donde cae una lluvia de hojas secas; o para admitir la gracia de la compañía de una muchacha bonita, cuando el muchacho le dice que ella es la lluvia que moja su piel cada noche.
Parece que estos tiempos premian a la habilidad, aunque ésta no sea la correcta. No importa lo ético del comportamiento, lo que interesa es que uno se apropie de los primeros lugares, sitios de honor reservado a los más hábiles.
Démosle sonoridad a la erre de itinerario, que no suene como una simple ere, sino como la erre arrastrada con la que Julio Cortázar hablaba, a fin de que se convierta en un río que inunde orillas inadvertidas, para que sea un camino de agua y de aire.
No sé ustedes, pero a mí me parece genial que alguien sueñe con ser un barco y logre su deseo. ¿Cuántos profesores se quedan en simples piedras, en desnudas sandalias? ¡Ah, ser barco debe ser lo máximo!
Los abuelos llamaron impresora a aquella mujer que se dedicó a hacer folletos, revistas y libros en una imprenta. La mujer impresora era una mujer sublime, porque sublime fue el oficio de impresor.