¡Comunismo!
Ni los socialistas ni los liberales ni los socialdemócratas hubieran imaginado tantos ataques por parte de una televisora privada y de sus bufones, al intentar denostar los libros de educación y encerrarlos simplemente en “es el comunismo”. Ese fantasma que desde mediados el siglo XIX recorrió Europa y partió en dos las ideas y las prácticas; el pasado y el futuro laboral; pero que a partir de 1991 dejó de ser el azote del capitalismo moderno