Artículos publicados por: María Gabriela López Suárez

Aroma de copal, colorido de flores, ofrendas diferentes, papel picado con motivos alusivos a catrinas o frases que refieren a día de muertos, son algunos de los distintivos que pueden apreciarse en cada inicio del mes de noviembre, con ellos  se preparan los altares para honrar la memoria de los seres queridos que partieron físicamente pero que permanecen en las mentes y corazones de quienes los seguimos recordando y amando.

Festejando a los fieles difuntos

Aroma de copal, colorido de flores, ofrendas diferentes, papel picado con motivos alusivos a catrinas o frases que refieren a día de muertos, son algunos de los distintivos que pueden apreciarse en cada inicio del mes de noviembre, con ellos  se preparan los altares para honrar la memoria de los seres queridos que partieron físicamente pero que permanecen en las mentes y corazones de quienes los seguimos recordando y amando.

Pintura: Kira Culufin

Se decoran puertas

Y así como ésas, había un sin número de frases distintas, algunas obscenas, otras religiosas, motivadoras a seguir estudiando y con ánimo en la vida. También había saludos, intentos de dibujos, datos como si alguien fuera a necesitar información de palabras, ideas sueltas que luego tenían seguimiento.

Pintura: Conversa na praia 
Seoane, Luis

La esquina de la doce poniente

Cada que pasamos por esa esquina solemos ver señoras sentadas afuera de una casa, ubicada justo en la esquina de la calle doce poniente. Cada tarde están ahí, en una especie de pequeña media luna. Una característica particular es que siempre son mujeres. Se perciben conversando, atentas.

Le gustaban las casas con corredores, pilares y muchas plantas alrededor, lo más bonito era que en esos corredores la gente se sentara, formando una especie de media luna, a contemplar la tarde, a platicar, a reunirse entre familia. A Gertrudis le parecía que en esos espacios el tiempo se detenía por instantes, esos que deleitan la vida.

Tardecitas cálidas

Le gustaban las casas con corredores, pilares y muchas plantas alrededor, lo más bonito era que en esos corredores la gente se sentara, formando una especie de media luna, a contemplar la tarde, a platicar, a reunirse entre familia. A Gertrudis le parecía que en esos espacios el tiempo se detenía por instantes, esos que deleitan la vida.