No recuerdo bien a partir de cuándo disfruto caminar y recorrer calles, caminos de terracería, veredas, pastizales, subir cerros y volcanes (aunque he de serles sincera, estos me cuestan y me dan un poco de nervios, pero hago el intento y finalmente puedo); en esas caminatas, además de hacer ejercicio encuentro mucho gozo y gusto, es una manera de agradecer la vida. En esas rutas que transito también me he percatado que me gusta observar las puertas y ventanas que encuentro en mi caminar. No sé si ustedes se han dado cuenta que, tanto en las puertas como en las […]
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