Habitar el olvido
Había que aceptarlos, era parte de la tarea, pero siempre debía mantenerse la esperanza y tener la certeza que los días soleados llegan y hay que estar preparados para eso.
Había que aceptarlos, era parte de la tarea, pero siempre debía mantenerse la esperanza y tener la certeza que los días soleados llegan y hay que estar preparados para eso.
En las cajitas de madera se conservaban trocitos con la esencia de los instantes, las experiencias, los recuerdos de las personas amadas, era como una manera de atesorar parte de lo más preciado en la vida y traerlo al presente cada vez que el corazón lo necesitara.
Ir al mercado era una de las actividades que disfrutaba Carmina. En cada uno encontraba un mosaico de colores, olores y riqueza en la mezcla de las culturas reflejada en los productos que se podían hallar.
Su memoria se remontó a las tantas cartas que solía escribir a sus amistades locales, de otros estados, países y las cartas que también recibía como respuesta.
El 2 de noviembre será diferente, es parte de uno de los retos en este año que está por culminar, sin embargo, no pasará desapercibido mientras nuestros fieles difuntos permanezcan en nuestra memoria y corazones.
Cuando las mujeres se sentían tristes debían trenzarse para que al ir entrelazando sus cabellos ahí se quedará atrapada la tristeza y no corriera al resto del cuerpo porque podía enfermarlo.
– Mami, ¿de qué tamaño es nuestro corazón? – El corazón tiene el tamaño de un pequeño mundo.
Mientras limpiaba las huellas, Violeta seguía atendiendo a los sonidos, el agua, el trapeador al limpiar el piso, al exprimirlo.
Hoy hice una de esas pausitas necesarias en la vida, el corazón se siente reconfortado y el cuerpo agradecido.