Ella baila sola
El reloj marcó las 10 de la noche, Ruth revisó su teléfono, su jornada laboral había concluido. Se quitó el delantal y se despidió de sus compañeros. Tomó su bolsa y se retiró a casa. Como de costumbre caminó sobre una de las calles principales del barrio rumbo a su domicilio. Solía hacer eso, primero, porque era uno de los espacios más transitados por la noche; segundo porque le gustaba despejarse de su jornada en la cafetería, observando los anuncios que colocaban, a manera de mural, sobre diversas actividades. Se acercó a uno de ellos, repasó rápidamente la información y […]