Prohibido rendirse
Los espejos de agua que formó la lluvia de la noche, alumbrados por los rayos de sol, reflejaban las imágenes de los patos y gansos que se movían para ir a beber agua.
Los espejos de agua que formó la lluvia de la noche, alumbrados por los rayos de sol, reflejaban las imágenes de los patos y gansos que se movían para ir a beber agua.
Esa mañana Joaquina sintió ganas de sentarse en el banquito que solía usar Benjamín, su hijo, cuando tenía dos años y hacerse pequeña, taparse con una cobija la cabeza y quedarse ahí un largo rato para luego destaparse y volver a la realidad, sin sentir tristeza. Sin embargo, eso no era posible.
Escribo con el gusto y ánimo de cada semana, como lo hago desde hace cinco años y en esta entrega quiero compartir con ustedes, público lector, la alegría que me da la publicación de la Antología I, 2020-2021 de las Voces ensortijadas con el sello de la Editorial Tifón.
La tarde de verano era lluviosa, con tintes de nostalgia, o al menos así lo percibía Rosaura quien observó con atención mientras Ernesto se perdía en el andén número 8 para abordar el autobús que lo llevaría a su nuevo destino.
El reloj marcó las 9:30 de la noche, Matilde se apresuró a cerrar su mochila y salir rápidamente de su trabajo.
Vinieron a su mente como a manera de cascada la serie de peripecias que habían tenido bajo la lluvia y cada una formaba parte de las memorias inolvidables. Así que decidió continuar su recorrido, se colocó el impermeable, pensando que si la lluvia comenzaba a caer con más fuerza buscaría refugiarse en alguna tienda o cafetería más cercana.
Xóchitl estaba pasando por una situación complicada no solo en lo económico sino también en lo emocional, había sido injustamente despedida de su empleo y coincidió con la etapa de trámites del divorcio con el padre de su pequeño hijo Elías.
Doña Calixta agradeció los cumplidos y los invitó a cuidar a la tortuga. Enriqueta le tomó la palabra y a la mañana siguiente de su llegada se ofreció a darle de comer a la tortuga y cambiar el agua del estanque. Después de escuchar las indicaciones de su tía se fue al espacio e hizo las actividades.
Salió a su patio, tenía la fortuna de contar con un espacio mediano de terreno que le permitía tener árboles frutales y escuchar en cada amanecer y atardecer los conciertos naturales de los pájaros que solían llegar a visitarla.