Rebelión ciudadana-empresarial
«Nos encontramos con que el enemigo número uno no es la sociedad civil, ni siquiera las ambientalistas, el enemigo a vencer es la corrupción política”.
«Nos encontramos con que el enemigo número uno no es la sociedad civil, ni siquiera las ambientalistas, el enemigo a vencer es la corrupción política”.
Son cinco los puntos fundamentales para entender si el caso Ayotzinapa se podrá esclarecer algún día. Para explorarlos hace falta comprender los avances del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) nombrado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y cuya presencia y actividad fue aceptada por el gobierno mexicano.
Quienes celebran la libertad de los Blogs particulares no comprenden los gastos onerosos que implica mantener un medio independiente con reporteros profesionales, con diseñadoras, editoras y fotógrafos, que contrasta fuentes y paga investigaciones de largo aliento, que implican viajes y cientos de horas invertidas en cada tema. El periodismo profesional en México es un trabajo de tiempo completo, una forma de vida, y en ocasiones, una misión democratizadora.
Es inobjetable que las personas adultas que trabajan en la industria del sexo comercial tienen derechos civiles y estos deben ser respetados, pero se equivocan quienes aseguran que la trata de personas terminará si se legaliza el trabajo sexual. Tienen derecho a creer individualmente que éste puede ser visto como un negocio lícito en que su cuerpo es la oficina, donde quienes ejercen deberán pagar impuestos, recibir prestaciones y no ser perseguidas judicialmente por su ocupación.
El investigador Edgardo Buscaglia propone una estrategia realista y efectiva: que agrupaciones civiles apartidistas exijan a todos los partidos sin excepción que permitan que un consejo civil multidisciplinario investigue y evalúe a sus precandidatos. Desde los bienes materiales hasta el historial político y familiar, sin dejar atrás el coeficiente intelectual y conocimientos mínimos de tareas de buen gobierno.
¿Será posible que el arresto de un hombre se convierta en el silencio de un pueblo? Eso se pregunta Margarita Pech, una mujer maya habitante del municipio de Felipe Carrillo Puerto en Quintana Roo.
Está claro que los 43 no eran sumisos jóvenes indígenas, maestros que soñaban con enseñar a leer y escribir a los niños y niñas para que eventualmente tuvieran un trabajo miserable, sino para que puedan trabajar y defender sus derechos y vivir dignamente. Los 43 son, o eran, jóvenes preparados para la vida, para la política, para la batalla contra la opresión, informados, organizados, inteligentes, rebeldes y muy probablemente indignados y rabiosos.
Lo que el Presidente les ha pedido a estos diplomáticos es que sean parte de este grandísimo fraude mediático que pretende “fomentar una imagen” que mande la exigencia de justicia a las fosas clandestinas, maquillar a la muerte como muchacha joven y feliz; mentir más y mejor para que la sociedad pierda y un puñado de políticos siga ganando la batalla de la corrupción institucional.
¿Quiénes van a reconstruir a México? La pregunta de estos días es quiénes tienen verdadera incidencia para llevar a cabo una transformación de fondo porque no hay hogar mexicano en el que no se hable de la injusticia, inestabilidad, corrupción rampante y, claro, de los 43 estudiantes como símbolo patente del narcoestado.