Nosotr@s, o sea la audiencia
En el ring de los medios siempre ha habido cuatro jugadores: las empresas, los periodistas, el gobierno y la audiencia. Entre esos cuatro actores se conforman las negociaciones y las dinámicas de la prensa.
En el ring de los medios siempre ha habido cuatro jugadores: las empresas, los periodistas, el gobierno y la audiencia. Entre esos cuatro actores se conforman las negociaciones y las dinámicas de la prensa.
De la foto de Lubezki, o cuando el cinefotógrafo se vuelve celebridad Pasada la euforia de los premios, es tiempo de sentarse en una sala y contemplar con calma esa película de la que toda la gente está hablando. “Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia”, dirigida por Alejandro González Iñárritu.
Construir un camino para que pasen por ahí los invitados a una boda suena de tiempos antiguos, de esos tiempos de señores feudales, de encomenderos despilfarrando riqueza mal habida. Reconstruir las casas y edificios por donde pasará la comitiva nupcial mientras en la siguiente cuadra las casas se caen a pedazos y las calles son intransitables, suena a una especie de broma digna de aparecer en las tiras cómicas de “El cuarto reich”, del dibujante chileno José Palomo.
A quienes de una u otra forma participamos de la insurgencia social de 2014 -producto de la indignación por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa- nos toca preguntarnos qué haremos frente a la disyuntiva electoral. Una vez descartada la opción de votar por el menos peor, vale la pena distinguir entre las opciones restantes: boicot, voto nulo o abstención. Son diferentes, —aunque Paco Ignacio Taibo II y Armando Bartra crean que es lo mismo— tan diferentes como el PRD, el PT y Morena.
¿A quién le corresponde narrar San Cristóbal? ¿Qué versión de la historia contarán? ¿Será una historia de conquistas, de alcurnias, de toponimias y gentilicios? ¿será una historia de anecdotarios, de hazañas y fechas memorables? ¿Será un museo que hablará de cómo se establecieron los oficios en los barrios pero olvidará mencionar como es que se han desvanecido? ¿hablará de la diversidad étnica fundadora o sostendrá la versión de 40 familias de colonos españoles?
Al indignarnos recuperamos en el acto la libertad, la autonomía, la dignidad. Hay quien se puede dar el lujo de indignarse en voz alta. Hay otros que, sumidos en la indignidad, se hunden todavía más, reafirman su calidad de súbditos, cuando el cacique les dice «¡golpea más fuerte!» ellos sólo alcanzan a lanzar un suave bofetón.
El periódico chiapaneco La Voz del Sureste, en su portada del viernes 9 de enero, tituló así una de sus notas: “Indígenas impiden desarrollo”… Lejos estamos de un tiempo en que los prejuicios étnicos dejen de ser una traba para la libre realización de los seres humanos, son pensamientos —si se les puede llamar así— que todos cargamos, y el hecho de que estén ahí, todos los días en nuestras calles y nuestras acciones, nos impide identificarlos y combatirlos.
Este festival viene rodeado de polémica y va sumando desaciertos, como ignorar el trabajo audiovisual que se ha hecho en Chiapas en los últimos 20 años; además de su condición inequívoca de ser una más de las estrategias del actual gobierno estatal para aparecer gratuitamente en las portadas de las revistas de espectáculos
Leonardo Toledo Garibaldi/Las y los trabajadores de la cultura (artes y ciencias) deben mirar por sus derechos y reconocerse en ellos antes de querer autoemascularse declarando su muerte por decreto. Pensar desde las personas que producen y consumen cultura. No desde el penthouse de las empresas que lucran con ella.