María Antonia pasó de ser madre de tres, a ser madre de seis, cuando asesinaron a su hija; y Siomara, para quien la maternidad no era un plan, se convirtió en mamá de su sobrina después del feminicidio de su hermana. Para ellas no ha habido justicia, reparación del daño, ni tiempo para el duelo: son víctimas indirectas de feminicidio. Por Anaiz Zamora @anaichaz Esta nota la leyeron primero las personas suscritas a la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Suscríbete y accede a nuestro contenido antes que nadie. El día que asesinaron a su hija, […]
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