
Sin mujeres
En efecto, son la mitad de todo. Calles desiertas, menos gente en la ciudad y la universidad literalmente paralizada. Hubo una especie de silencio, donde solo las miradas entre hombres y nuestros susurros (no sé por qué, pero pareció que muchos de nosotros hablábamos en voz baja) parecía comprender que estábamos solos.