
La (nueva) guerra cultural
En menos de cuatro meses, Donald Trump ha modificado el escenario del mundo. Muchos llaman a esto la era del “trumpismo”, porque este personaje no viene solo y tampoco de la nada.
En menos de cuatro meses, Donald Trump ha modificado el escenario del mundo. Muchos llaman a esto la era del “trumpismo”, porque este personaje no viene solo y tampoco de la nada.
Si en algo nos caracterizamos musicalmente los/as mexicanos es en el amor y desamor. Nos encanta regodearnos en esa dialéctica tan desgastante, pero muy atractiva en los nuestros rincones emocionales. En cualquier fiesta, después de alzar las copas para los brindis, inevitablemente nos aprestamos a bajar, sin la mesura o el más mínimo tacto, a ese retorcido espacio de los desencuentros amorosos. Lloran nuestras almas, y lo disfrutamos. Sufren los corazones y así los cicatrizamos. Pobres de nosotros, inmundos mortales que no entendemos la felicidad sin el desamor.
Viendo el mar como hace sus olas, en una pared a un lado de la mesa donde nos sentamos, vimos una lagartija grande que se paró y posó frente a nosotros. Me acordé de ti, mi querido amigo Sixto Machorro Román, dos horas después que supe habías fallecido.
De niño viví momentos inolvidables en Comitán, el lugar de donde somos, sobre todo en navidades. Quizá los más significativos de esa parte de mi vida. Toda una aventura que iniciaba en la carretera panamericana, en el carro guayín (nombre raro para un vehículo de cuatro ruedas) de 1968. Llegando a la pequeña capilla del poblado de Belen, cerca de Teopisca, anunciaba la virtual cercanía a Comitán. O eso pensábamos. Mi madre nos ponía a contar a los dos más pequeños de la familia, las curvas faltantes hasta llegar a la loma que precede al pueblo, antes de llegar a […]
Por supuesto que no. No vamos a caer en la frase sin sentido para decir ¨te extraño”. Chale, no. Lo que quiero decir es más simple, horrorosamente simple: escribo estas letras pensando en vos, porque tu aniversario es una especie de ritual para mí. Un recordatorio permanente de cómo hacemos las cosas más ordinarias, sin siquiera saber qué hacer con ellas pero, sobre todo, sin pensarlas como tales. Nuestra existencia simplemente fluye y ya. Suena aburrido y hasta cursi, pero es trascendental, y he ahí el aprendizaje de tu persona. Celebramos que hayas estado con nosotros el tiempo que estuviste. […]
En cualquiera de las formas en que uno lo lea, el libro ¡Caliente¡ Una historia del jazz latino de Luc Delanoy, nos permite tener una amplia mirada de cómo se construye y deconstruye eso que llamamos música latina.
Como todo evento mundial, los Juegos Olímpicos no están exento de polémica. Más aún: en el trasfondo de esa cooptación emocional que plantea el olimpismo cada 4 años, existe un argumento político para llevarlo a cabo, entendiendo la política como la forma de negociación-desestabilización que no tiene nada que ver con lo deportivo.
En realidad, los Juegos Olímpicos no deberían existir ya. En un mundo interconectado, globalizado en todas sus extensiones, donde supuestamente las fronteras nacionales son ya una obsolescencia, el escenario donde se dirimen deportivamente los países del mundo no deja de ser raro en estos tiempos.
Por supuesto, mucha tinta correrá después de la jornada electoral del domingo pasado. Para todas las reflexiones, pienso yo, debería tomarse en cuenta la evidente polarización existente en país y se refleja en las charlas y chismes políticos que cada quien tuvo o tiene en su vida cotidiana.