Chiapasionate con la irrealidad
Desde hace un par de años, hoteleros y actores sociales relacionados con la oferta turística en Chiapas llevan exigiendo al gobierno de Manuel Velasco que resuelva el clima de inseguridad que vive el estado.
Desde hace un par de años, hoteleros y actores sociales relacionados con la oferta turística en Chiapas llevan exigiendo al gobierno de Manuel Velasco que resuelva el clima de inseguridad que vive el estado.
En Chiapas ya nos estamos acostumbrando a marchas, saqueos y tomas de vías públicas, consecuencia o situación paralela a los gobiernos más desacertados, por decirlo con suavidad, que el estado ha tenido en su historia federal.
Ya nos hemos acostumbrado, con tristeza hay que decirlo aunque no debería ser con resignación, a la inexistencia de JUSTICIA -con mayúsculas lo escribo y remarco- en el estado de Chiapas.
Remitir a “la familia” conlleva agradables resonancias y cercanía, pero ello no ha significado que todos fueran los escogidos para pertenecer a ella.
En los últimos años, por no hablar de alguna década, uno de los conceptos constantes en los medios de comunicación nacionales ha sido el de “sociedad civil”.
En América Latina, aunque no como único lugar del planeta, el estudio del deporte espectáculo no ha sido considerado hasta los últimos años algo de interés para la sociedad.
No me espanta el engaño, aunque no me guste, porque forma parte del vivir cotidiano de los seres humanos, pero lo preocupante es que cuando esa práctica afecta a toda una sociedad debería tener una respuesta impecable.
Calenturas hay muchas, no cabe duda, pero en México hablar en público o escribir de ella parece haberse ceñido al tema político, o más bien a la forma que adquiere la postulación de candidatos a los distintos cargos de elección popular.
Estamos acostumbrados al lenguaje utilizado por servidores públicos o ciudadanos que hacen política en otras trincheras, no cabe duda, y es tal esa condición rutinaria que si existieran otras formas de comunicación, en su envoltura y contenido, la sorpresa sería extraordinaria.