Cartas de Lobo
Cuando era un estudiante de la universidad, tenía una amiga con quien intercambiábamos libros (de hecho, me regaló algunos que aún conservo); yo tuve en ese tiempo varias novias a quienes nunca intenté mover a la lectura –mis intereses con ellas eran nada intelectuales–, pero mi amiga sí que lo intentaba con sus sucesivos novios.