Artículos publicados por: Héctor Cortés Mandujano

Obra de Manuel Velázquez, pintor chiapaneco

Llevar la vida

Aunque he leído varios libros de ficción y ensayística de Luis Villoro, Conferencia sobre la lluvia (Almadía, 2013) es la primera obra de teatro de este autor que disfruto (sólo ha escrito tres, se supone). En este monólogo (muy en la línea del Auto de fe, de Canetti, por el tema, y Sobre el daño que hace el tabaco, de Chéjov, por la forma) un bibliotecario da una conferencia que desvía constantemente al asunto que más le interesa: su vida.

Obra de Manuel Velázquez.

El caos y el orden

Un grupo de mujeres académicas se reunieron para formar el Taller de Teoría y Crítica Literaria “Diana Morán”. Como resultado han publicado varios libros; el que he leído es Rosario Castellanos. De Comitán a Jerusalén (Tecnológico de Monterrey-CONACULTA, 2006), conformado por ocho ensayos –y una entrevista a Dolores Castro– de distintas autoras.

Manuel Velázquez ilustra esta columna.

Abortos de la epopeya

Figuras de la letra (UNAM, 1990), de Alberto Paredes, son breves ensayos acerca de escritores mexicanos, dispuestos de la A a la Z, como si se tratara de un diccionario. No son reflexiones sobre un texto en particular, sino de la obra completa, hasta ese momento, de la nómina de autores que incluye a los infaltables y a algunos más.

Obra de Manuel Velázquez

Pornografía

A la manera de esas películas que reúnen un grupo variopinto de escritores, productores, directores y actores para contar una serie de historias circunscritas en un espacio determinado [París, te amo (2006); NY, te amo (2009), las que tengo más frescas], 7 días en La Habana (2012) concentra una cohorte de artistas para enhebrar sobre la vida habanera; me llamaron la atención el célebre director serbio Emir Kusturica, actuando de sí mismo, pero en borracho y desobligado.

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Los besos del olvido

Elena Garro dio por primera vez una obra de teatro, “Un hogar sólido”, en 1957, al grupo Poesía en voz alta (ya he hablado de él en alguna columna anterior) del que formaban parte Octavio Paz, su marido en esos años; Carlos Fuentes, Héctor Mendoza y muchos brillantes jóvenes de ese entonces que hoy son referencia en las artes de México.

HCM en penumbras. Fotografía: Adriana Corzo Aguirre

El tú que soy yo

Este 15 de marzo pasado, hace cuatro días, el Club Rotario Tuxtla Gutiérrez me entregó un reconocimiento (elegante, de buen gusto) por lo que ellos consideran ha sido o es mi “destacada aportación a las letras chiapanecas”, y fuera del honor que significa que un grupo de personas decidan que lo que hago tiene algún valor, me llama la atención que me distinga de nueva cuenta una organización civil.

El pintor chiapaneco Manuel Velázquez ilustra Casa de Citas

Cartas de Lobo

Cuando era un estudiante de la universidad, tenía una amiga con quien intercambiábamos libros (de hecho, me regaló algunos que aún conservo); yo tuve en ese tiempo varias novias a quienes nunca intenté mover a la lectura –mis intereses con ellas eran nada intelectuales–, pero mi amiga sí que lo intentaba con sus sucesivos novios.

Obra de Manuel Velázquez, pintor chiapaneco.

La apoteosis de la soledad

Hay por lo menos tres películas de Peter Greenaway (1942) que aluden directamente a los libros (las cito de memoria, con el nombre que tuvieron en español): El libro de cabecera, donde el cuerpo desnudo es el libro; Los libros de Próspero, que es una reinterpretación de este director inglés a La tempestad, de Shakespeare, y El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante, donde uno de los personajes es dueño de librerías y persistente lector.