El arquetipo eterno
Yeats: He extendido mis sueños bajo tus pies; pisa suavemente, pues pisas mis sueños.
Yeats: He extendido mis sueños bajo tus pies; pisa suavemente, pues pisas mis sueños.
Jacobo: Hay sapos que alumban (alumbran) en la oscudidad, como mis tenis, y hay otos que bincan hasta las nubes, peo no se ven.
He decidido publicar, por la vía de la total independencia, seis novelas mías (cinco inéditas y una reedición; mis amigos René Morales y Damaris Disner, editores de libros míos, me han enseñado el camino) que iré presentando conforme se vayan publicando.
Con esta columna llegó a las cien publicadas en Chiapas Paralelo. Por aniversario (y por mucho trabajo) decidí en lo sucesivo reducirlas a una cuartilla. Te será más leve, lector, lectora. Gracias por leerme. Un abrazo.
Andersen: “Los hombres pueden ser terriblemente desgraciados, y a pesar de ello, terriblemente ridículos”.
Eugene Ionesco: “Creo que, como decía Nabokov, un autor no debe trasmitir un mensaje, porque no es un cartero”.
Francisco Hernández: “Un pezón, a la distancia, es una isla. Después de acariciarlo es un volcán”.
Umberto Eco: “El Papa y el Dalai Lama pueden pasarse años discutiendo si es cierto que Jesucristo es el hijo de Dios, pero (si están bien informados sobre literatura y cómics) ambos tienen que admitir que Clark Kent es Supermán, y viceversa”.
Édgar Chías: “Jimi, nosotros trabajamos para la gente. La gente, trabaja para nosotros, tal vez es más justo. Pagan sus chingados impuestos, la mitad se tira a la basura en campañas, de acuerdo, pero la otra es para que el aparato funcione, Jimi, y nosotros somos el aparato. Nosotros”.