Los dibujos de la palabra, las palabras del dibujo
Soy todos los tiempos entrecruzados que, como alambres de brocheta, juntan hombres, mujeres y niños con Dios, y con la mañana que fue ayer y es hoy y será siempre.
Soy todos los tiempos entrecruzados que, como alambres de brocheta, juntan hombres, mujeres y niños con Dios, y con la mañana que fue ayer y es hoy y será siempre.
Miguel Cané: “La leyenda es como la madre tierra: quita las capas de arcilla, greda y aun calcárea y encontrarás la base granítica”
González Rodríguez: “Hubo un tiempo en el que creí que cada quien elaboraba su propia existencia. Todos tenemos derecho a ser estúpidos”
Víctor Frankestein: “Debemos buscar lo efímero, si no ¿para qué vivir?”
Lispector: «Mi misterio es simple: no sé cómo estar viva»
Swedenborg: «Los pobres no entran en el cielo a causa de su pobreza sino a causa de su vida, a todos les siguen sus vidas, al rico como al pobre; no hay en particular más misericordia para uno que para otro”
¿No sería bueno que en lo que escribimos, y luego leemos, haya vitalidad, asombro por la vida, por la evanescencia de los minutos y la imposibilidad de retenerlos?
Borges: «No me agradan las personas que se promocionan a través de la política: son despreciables. La mayoría de la gente le da una importancia desmedida a los políticos, lo que me parece una tontería general. […] A mí me basta saber que una persona es política para saber que no comparto su idea en absoluto”
Garibay: “Si quieres acabar con los famosos misterios de la mujer, ábrete, respétala, ella también puede pecar, no hagas apocalipsis de a centavo”