Un gobernante (¿solo uno?) nos vigila
¿Espantados por la vigilancia a los periodistas y activistas? No hay por qué asombrarse. Es un secreto a voces que esto ocurre desde hace décadas, por eso es común escuchar las campanas de la catedral en el teléfono celular y fijo, o recibir invitaciones o links en los emails de supuestos conocidos para ser atrapados y que descubran el password de las cuentas.