Nuevos partidos, degeneración política
En Chiapas experimentamos un proceso de degeneración política cuyas repercusiones golpean directamente en nuestra de por sí denigrada e incipiente democracia. Lo lamentable –y reprobable—es que tenga su génesis en las entrañas de un gobierno que mira al estado como un botín político y económico para acrecentar su poder sexenal y transexenal, y no como una sociedad habitualmente vilipendiada, ávida de justicia en todas sus manifestaciones.