Racismo a nuestro pesar
Creía que todo eso era normal. Que los mestizos o ladinos del pueblo, éramos, válgame Dios, finos, educados y superiores. Incluso llegué a pensar con los amigos de la cuadra, que los indios eran una variedad o especie diferente de personas. O sea, que llegamos a creer a pie juntillas, que no eran como nosotros y, al igual que otros antes, decidimos que los hablantes fuereños de otras lenguas, diferentes en su ropa, en sus alimentos y en todo lo demás, fueran por lo menos torpes.