La creación literaria, el mejor puente para unir al norte con el sur: Óscar Oliva

* La ceremonia se convirtió en una reflexión sobre la creación literaria, la conexión entre regiones de México y el papel de la poesía en la historia y la cultura.

Por Carlos Almazán

El pasado 15 de septiembre de 2024, la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) anunció a través de sus redes sociales el fallo que otorgaba el XXXIX Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares al poeta chiapaneco Óscar Oliva.

Oliva, un poeta originario de Tuxtla Gutiérrez, quien ha dedicado su vida no solo a la poesía, sino también a la promoción cultural, la defensa de los pueblos indígenas y el activismo social.

Su figura se erige como un símbolo del poder de la palabra en contextos de lucha, resistencia y transformación. La recepción de este premio es un reconocimiento a una obra que ha desafiado las fronteras del tiempo y el espacio, estableciendo diálogos con la tradición literaria universal, y al mismo tiempo, manteniendo una profunda conexión con las raíces indígenas y la realidad contemporánea de México.

La conferencia de Óscar Oliva: puentes literarios y reflexiones sobre la poesía

Durante la ceremonia de premiación, Óscar Oliva ofreció una emotiva conferencia que no solo fue una reflexión sobre su trayectoria, sino también una invitación a tender puentes entre las distintas regiones del país a través de la creación literaria.

En su discurso, el poeta habló sobre la necesidad de romper los círculos elitistas que a menudo limitan el conocimiento y la apreciación de la literatura a ciertas regiones o sectores de la sociedad.

Oliva expresó que tanto el norte como el sur de México tienen grandes narradores y poetas, pero que, debido a la fragmentación cultural y geográfica del país, existe un desconocimiento mutuo que es necesario superar.

Afirmó que la creación literaria puede y debe servir como un puente espiritual y cultural que conecte a las diferentes regiones del país, permitiendo que sus habitantes se conozcan y se comprendan mejor a través de la palabra.

. En su discurso, destacó la importancia de reconocer y valorar la literatura oral de los pueblos originarios, comparándola con los primeros cantos de la poesía occidental, como los versos de la Ilíada de Homero.

En este sentido, Oliva se mostró convencido de que hay una riqueza extraordinaria en la tradición oral de las comunidades indígenas, una literatura viva que sigue siendo relevante y profundamente significativa en el presente.

En otro momento de su conferencia, Óscar Oliva reflexionó sobre la dificultad y la naturaleza de la poesía, describiéndola como un arte complejo, lleno de incertidumbre tanto para el poeta como para el lector. «La poesía es una aventura de hallazgos inesperados, de caídas tremendas y narraciones truncas», explicó, haciendo alusión a la vulnerabilidad que implica el acto de escribir poesía en un mundo atravesado por la violencia y la barbarie.

Desde 1958, Oliva ha abordado la violencia en su obra, un tema que, según él, no ha dejado de ser relevante en la historia reciente de México.

En su libro Lascas (2017), el poeta escribe: «Es tanta la angustia de no tener país que no vas a encontrar más cadáveres… no podrás soltar esa angustia hasta que la retuerces». Este pasaje ejemplifica el profundo compromiso de Oliva con la realidad de su país, una realidad que constantemente trastoca su escritura y lo lleva a una búsqueda incesante de respuestas y formas de expresión.

Oliva ha sido un promotor activo de la literatura chiapaneca, tanto desde su labor institucional como desde su propia obra. Dirigió la difusión cultural de la Universidad Autónoma de Puebla y del INBA, impulsando talleres literarios en todo el país, y también fue Director General del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas. A través de estos cargos, trabajó para promover la literatura regional y fomentar el diálogo entre las distintas tradiciones literarias de México.

El reconocimiento a Óscar Oliva con el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares es un homenaje a una trayectoria que ha dejado una profunda huella en la literatura mexicana. A sus 87 años, el poeta sigue siendo una figura central en la creación poética de México, no solo por la calidad de su obra, sino también por su compromiso con la realidad social y cultural de su país.

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