Un horizonte para las Ciencias Sociales

CONACyTH

El anuncio de la transformación del CONACyTH en una Secretaría de Estado me parece que es una buena noticia. El nombramiento anunciado como nueva Secretaria de Estado de una científica que ha contribuido al conocimiento en las ramas de las ciencias biológicas, la Dra. Rosaura Ruiz, alienta una visión positiva. La nueva funcionaria del Gabinete próximo será la encargada del funcionamiento de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación. Ya es un acierto acercar a las Humanidades a la Ciencia porque la producción de conocimiento adquiere sentido cuando está al servicio de la Humanidad. También me parece alentador que esta nueva Secretaría se anunciara al momento que se dieron a conocer los seis primeros nombramientos de quienes conformarán el próximo Gabinete de Gobierno. Es un signo de la importancia que reviste ese nuevo organismo de Estado. Para quienes claman porque Claudia Sheimbaum muestre su propia orientación, la creación de esta nueva Secretaría de Estado en México es la señal: se trata de un Gobierno próximo que dará a la Ciencia la relevancia que merece. Eso es lo que indica incluso el nombramiento no de un político o política profesional al frente de tan singular institución sino de una científica que egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recorrió un camino académico que muestra su vocación: egresada de la UNAM como Doctora en Biología después de haber cursado la licenciatura y la maestría en la misma Facultad de Ciencias de la UNAM, Rosaura Ruiz emprendió el camino que muchos científicos mexicanos emprendimos, al buscar en las Universidades de mayor prestigio el completar la formación científica. Hizo una estancia post doctoral en la Universidad de California que además reconoció su calidad académica invitándola como profesora, misma calidad que le otorgó la Universidad del País vasco en España. La Universidad Autónoma de Guerrero le impuso el Doctorado Honoris Causa y lo mismo hizo el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE). Hay pues razón para pensar que en el próximo gobierno las actividades científicas y el estudio profundo del Humanismo gozarán de buena salud. En cambio, la nueva Jefa de Estado que asumirá la Presidencia de la República concibe que en la Secretaría de Educación debe estar un negociador político al frente: Mario Delgado. Son varias las voces, incluso dentro del partido gobernante, Morena, que han expresado su duda cuando no su desconcierto por dicho nombramiento. En efecto, Mario Delgado llega a la Secretaría de Educación desde la Presidencia del Partido que arrasó en las pasadas elecciones. La explicación de este nombramiento, me parece, es porque se concibe que la Secretaría aludida enfrenta problemas urgentes de resolver en el terreno de las demandas políticas de los poderosos sindicatos magisteriales: el Sindicato de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CENTE), cuyas demandas y movilizaciones más que plantear nuevos horizontes teóricos y prácticos a la educación como tal, han dedicado sus esfuerzos a la defensa de los trabajadores. En efecto, Mario Delgado demostró que es un buen negociador político por lo que tendrá una tarea fundamental:  resolver las problemáticas que arrojan las movilizaciones de los organismos de los trabajadores mientras los expertos en sistemas educativos hacen lo suyo. Es decir, la tarea de Mario Delgado, según lo observo, es mantener equilibrada la relación con los sindicatos mientras que los que entienden de sistemas educativos mejoran la calidad de la educación en México, sobretodo la básica y media superior. Mientras tanto, la nueva Secretaría de Ciencia y Humanidades deberá apoyar a las tareas de investigación, creación y difusión del conocimiento centrándose en los problemas medulares no sólo de la Nación sino del mundo. Tarea de dimensiones profundas. Pero una científica como Rosaura Ruíz está más que preparada parta afrontar esta tarea. Así lo indica su trayectoria. Incluso su interés en los procesos evolutivos la acerca a la Antropología mientras su sensibilidad política le indica que la ciencia debe ser un instrumento para intervenir en el combate contra la pobreza y la desigualdad social en un país como México. El próximo período de Gobierno trae muchas interrogantes, entre otras, cómo se continuará el esfuerzo por disminuir la desigualdad social y algo muy importante según mi opinión, cómo se conducirá el necesario diálogo con el abanico que forman las izquierdas en el país. Nada menor esto último, requiere de una labor decidida y un reconocimiento explícito a todas y todos quienes han luchado en este país, en diferentes trincheras, por lograr un mundo mejor. Poner en acuerdo a las izquierdas es una tarea de enorme complejidad, pero necesaria para la salud de la Nación. Los resultados electorales recientes en Francia y en Inglaterra, despiertan el optimismo en quienes pensamos que la problemática de fondo en este mundo de la Historia Universal es la desigualdad social con todas las injusticias que acarrea y la cola de corrupción que la acompaña. Esperemos que la expectativa en el próximo Gobierno no nos desilusione.

Ajijic. Ribera del Lago de Chapala. A 9 de julio, 2024

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