Rompimiento de Manuel Velasco con el Verde
Con el recorte al presupuesto de Chiapas por cinco mil 200 millones de pesos, avalado por 38 diputados del Verde, se abrió una fractura mayor en la tirante relación que vive el gobernador Manuel Velasco Coello con la franquicia del tucán.
El voto a favor del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2017 y la nula defensa por parte de los diputados chiapanecos del Verde para evitar la sangría, fue interpretado en Palacio de Gobierno y difundido en redes sociales como una traición que llega hasta Jorge Emilio González Martínez.
Los desencuentros no son nuevos. Tuvieron sus orígenes inmediatamente después del triunfo de Velasco Coello, cuando el Niño Verde trató de imponer funcionarios, manejar y otorgar contratos en el gobierno chiapaneco.
La relación se tensó más en las elecciones de 2015 cuando la familia, dueña de la patente del PVEM, reclamó su porcentaje en candidatos y prerrogativas pertenecientes a su franquicia política.
La separación definitiva, al parecer, se registró el viernes por la madrugada cuando legisladores del Verde aprobaron el Presupuesto de Egresos en donde se contempla la reducción por cinco mil 200 millones de pesos para Chiapas, mas no así para Quintana Roo ni para Tabasco, por la activa defensa de sus diputados.
Ese mismo día, el gobierno del estado expresó su malestar: “Se trata de un duro golpe a las finanzas estatales, lo que augura un año muy complicado para las chiapanecas y los chiapanecos en términos de un menor financiamiento a programas de desarrollo”.
La lectura palaciega es que la cúpula del Verde está empujando a que el gobierno de Chiapas, ya de por sí con problemas financieros, enfrente una crisis que lleve al paredón a Manuel Velasco Coello.
Es difícil sin embargo, que el gobernador tome la decisión de marcharse del Verde, porque evita las confrontaciones públicas.
Si se va, le aplaudiría, porque significaría el acabóse, por lo menos en Chiapas, de una franquicia putrefacta. También me alegraría por tantos huérfanos que saltarían como ratas y que no todos encontrarían partidos putativos.
Esos personajillos, convertidos en políticos de ornato, deben estar convenciendo al gobernador para que no renuncie al Verde, para que espere por lo menos la sucesión de 2018, en donde una de sus creaciones pueda encabezar la candidatura por ese partido.
El gobernador, según lo han hecho saber diversos medios, interpreta el nuevo presupuesto como una traición que viene de sus antiguos aliados, correligionarios y protegidos. En la lista figuran Sasil de León Villard, Emilio Salazar, Rafael Guirao Aguilar, Jorge Álvarez López, Luis Avendaño Bermúdez, José Alberto Couttolenc Buentello y hasta su amigo Javier Herrera Borunda, hijo del exgobernador de Veracruz, Fidel Herrera, diputados que votaron a favor de la reducción del presupuesto para la entidad.
No admite que nadie haya observado y peleado por una tajada mayor para Chiapas, y que el voto de rechazo al presupuesto haya sido curiosamente de un diputado menudito, Guillermo Santiago, de Morena.
Las culpas por el presupuesto reducido deben ser compartidas, porque el gobierno chiapaneco tampoco efectuó un trabajo efectivo de cabildeo, como sí lo hizo Miguel Mancera en la Ciudad de México.
No creo que el gobernador, como ya dije, renuncie a su partido. Si hubiese querido, esa habría sido la noticia del viernes; en cambio la estrategia ha sido solo difundir su malestar por lo que considera una traición, pero que está más enfocada a traer de vuelta los cinco mil 200 millones perdidos en el Presupuesto de Egresos de 2017 y a replantear su relación con la familia González Martínez.
no importa que haya recorte, lo debe solucionar quitando viaticos, vales de gasolina y aviadores en toda la administracion estatal