La música y el puño (I)
Por Fernando Híjar Sánchez
Caminito que anduvo
De sur a norte
Mi raza vieja;
Antes que en la
Montaña
La pachamama se
ensombreciera
“Camino del indio”
Atahualpa Yupanqui
A lo largo de la historia de México, la música y el canto han estado presentes en los movimientos insurreccionales, independentistas, revolucionarios, contestatarios, contraculturales y reivindicativos de los más diversos sectores de la sociedad tanto urbanos como rurales.
Desde la música prohibida de la inquisición, hasta la trova antisistémica de la era global (pasando por el cancionero de la intervención francesa; los romances e incipientes corridos de la época independiente; los corridos revolucionarios, surianos y cristeros; la música de protesta o canción comprometida o de denuncia, también conocida como nueva canción o canto nuevo; los himnos, corridos y canciones del movimiento zapatista; el rock, punk, rap, hip hop y reggae aguerridos y rebeldes; las diversas manifestaciones musicales en lenguas originarias o indígenas; los roleros, pegados a los sectores marginados; el sonido electrónico que acompaña a las marchas por la diversidad sexual, etcétera) los movimientos sociales tienen sus propias y específicas sonoridades que las cubren de reconocimiento y dotan de identidad.
Algunos de los más reconocidos artistas que podríamos nombrar dentro de este universo musical, sobre todo a partir de los años treinta hasta la actualidad, serían: la legendaria Concha Michel, Judith Reyes, Oscar Chávez, Amparo Ochoa, León Chávez Texeiro, Gabino Palomares, José de Molina, Los Nakos, Zazhil, Marcial Alejandro, Rafa Mendoza, Salario Mínimo, Botellita de Jeréz, Guillermo Briseño, La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, Café Tacuba, Eugenia León, Susana Harp, Lila Downs, Combo Ninguno, Raíces, Coro de Acteal, Mare Advertencia Lírica, Lengualerta, Gran OM, Manik B, Celso Piña, Rubén Albarrán, Abraham Oceransky, Roco Pachukote, Hamac Kazim, Lumaltok, El rapero de Tlapa, La Sexta Vocal y Vayijel.
Tres acontecimientos en los últimos meses ponen de nuevo en la palestra el papel de la música y sus nexos con los movimientos sociales: el Pachamama Fest, el movimiento del magisterio disidente y las jornadas 1,2,3, por Tlahuiltoltepec.
Pachamama Fest
A principios de junio se llevó a cabo en la Ciudad de México el Pachamama Fest, Primer Foro Internacional por los Derechos de la Madre Tierra, dirigido a todos los públicos, orientado a reflexionar, activar y concretar iniciativas para cuidar, proteger y salvaguardar a la madre tierra, a la pachamama, a la dadora de vida, ante los proyectos depredadores (mineros, metalúrgicos, eólicos, petroleros, hidráulicos, turísticos y biotecnológicos) de las poderosas corporaciones mundiales que están destruyendo y contaminando extensas regiones de México y del mundo.
Dos vertientes tuvo este evento: el Foro Intercultural temático, realizado el 3 de junio en el Centro Cultural Tlatelolco UNAM, en donde participaron, entre otras personalidades, la valiente activista de la India y Doctora en Física Vandana Shiva (que logró frenar y expulsar la siembra de semillas transgénicas en su país); el indomable teórico y filósofo brasileño Leonardo Boff (uno de los fundadores de la Teología de la Liberación y la opción por los pobres); el investigador y promotor en etnoecología Víctor Toledo (defensor de los ecosistemas mexicanos y miembro de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad) y la agrónoma mexicana Adelita San Vicente (promotora y activista que ha luchado para que no se implante el maíz transgénico, una de las iniciadores de la Fundación Semillas de Vida e impulsora de la campaña nacional Sin Maíz no hay País).
Varios fueron los acuerdos y conclusiones de este foro: Establecer una agenda común de movimientos ecologistas y ambientalistas, en donde los pueblos originarios son los verdaderos guardianes de la tierra y tradiciones. Se establecieron las condiciones para avanzar en las modificaciones constitucionales para la Promulgación de la Ley de Derechos de la Madre Tierra en la capital y en todos los estados del país. A su vez, se creó una instancia en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por los derechos de la madre tierra y se planteó llevar adelante el Pachamama Fest en otros países.
En un reportaje que apareció en el periódico La Jornada (en la sección cultural, el día 6 de junio) el periodista Arturo Cruz Bárcenas entrevistó a Salomón Bazbaz (promotor cultural y uno de los organizadores del festival) quién planteó que uno de los puntos nodales fue “refrendar el posicionamiento de los pueblos originarios como guardianes de la sabiduría para preservar el planeta”.
Un día después, el sábado 4 de junio, en la Plaza de Toros México, se realizó el Foro Artístico Musical que contó con la participación del Gran Silencio, Viento Wirikuta, Celso Piña y su Ronda Bogotá, Aterciopelados y Roco Pachukote, entre otros. Con esta destacada actividad cerró el festival el cual constituyó todo un hecho histórico al reunir las experiencias de los movimientos en defensa de la madre tierra de cinco continentes y el haber logrado acuerdos en defensa de la misma. Es importante resaltar que en la convocatoria y organización los promotores culturales y músicos tuvieron un papel determinante. Nuevamente la música y el canto se convierten en elementos decisivos, no sólo en la difusión, sino en darle cuerpo a los contenidos y conclusiones de un movimiento a escala mundial. En el mismo reportaje, antes mencionado, el músico José López del grupo Venado Azul, afirmó que vivir en “la tierra huichol es más sano, porque hay más árboles y vegetación. Han llegado extranjeros para querer comprar pero les hemos dicho que no, tenemos lugares sagrados, como el Cerro Gordo y no dejamos que lo invadan”.
Desde hace muchos años el pueblo wixaritari lleva una lucha ejemplar en defensa de sus territorios sagrados. Por medio del Consejo Regional Wixárita y del Frente en defensa del desierto de Wirikuta han logrado suspender más de 40 concesiones de compañías mineras canadienses y mexicanas y buscan la cancelación definitiva del total de éstas logrando así “una reserva libre de minería “.
En este movimiento la participación de músicos, artistas e investigadores comprometidos ha sido determinante en la divulgación y apoyo, en mayo del 2012, se llevó a cabo el Wirikuta Fest, en el Foro Sol de la Ciudad de México, que reunió más de 50, 000 personas. En una entrevista para CNN México, Raúl Albarrán, dijo: “Esto que está pasando en Wirikuta está pasando en todas partes, están contaminando el agua, contaminando la tierra. Pareciera que estamos asistiendo a la gran venta total del fin del mundo, estos políticos lo están vendiendo todo”.
Como resultado del Pachamama Fest, una de las primeras acciones, es la Caravana en Defensa de la Madre Tierra y el Territorio (actividad en la que participan 180 organizaciones, decenas de comunidades, barrios y pueblos de distintas regiones del país) coordinada por artistas (cantantes, músicos, pintores, teatreros y poetas) inició el 17 de julio y recorrerá amplias zonas de México, principalmente en los estados donde el impacto devastador a los ecosistemas es mayor y busca hacer un llamado para enfrentar de manera organizada y unida la lucha contra los proyectos de muerte.
El magisterio disidente y la música tradicional en Chiapas.
En el actual movimiento de los profesores han “subido” a youtube algunos videos como el titulado En pie de lucha (de grupos de rap, raggae y son jarocho) convocados por Gran OM apoyando a los maestro y también corridos : El corrido del magisterio de Chiapas, El corrido magisterial de la CNTE y El corrido del Magisterio. Estos retratan, en el fragor de la lucha, la problemática cotidiana de los movilizados y las características de la ofensiva en su contra, recordemos que el objetivo principal del corrido es contrastar, cuestionar y confrontar lo que dice el Gobierno y los medios de información afines a éste, ofreciendo una narrativa alternativa, una “verdad no oficial”. Sin lugar a dudas este es un tema que requiere de un mayor tratamiento, pero dejémoslo para otro momento, y ahora centrémonos en ciertos puntos que surgieron en relación a la Mega Marcha Cultural, en apoyo a los docentes, que tuvo lugar el 9 de junio, en la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez , en el estado de Chiapas.
La marcha fue convocada en un inicio por los estudiantes de la Escuela de Música de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), pero tomó una dimensión mayor cuando apareció una invitación, en las redes sociales, para participar en ella del maestro Rubicel Gómez Nigenda, Patrón de los Parachicos de Chiapa de Corzo. La movilización logró una convocatoria inédita y fue un gran acontecimiento que puso en la mesa de discusión aspectos actuales y controvertidos en torno a la música tradicional que es necesario retomar.
En el diario electrónico Chiapas Paralelo, el 9 de junio, el periodista Isaín Mandujano tituló así su nota: “Con marimba, tambor y pito, parachicos, chiapanecas y zoques tuxtlecas apoyan movimiento magisterial”. El artículo plantea que por primera vez atuendos y expresiones de la tradición “se usaron para apoyar un movimiento político y social en Chiapas” en donde los líderes de la coordinadora “agradecieron el apoyo de miles de danzantes y señalaron que gracias a estas muestras de apoyo ellos seguirán en la lucha hasta ver caer la reforma educativa”. En la página en línea Enlace Zapatista, fechada el 17 de junio, aparece el texto Apuntes sobre la guerra en el Magisterio en resistencia…en el recuento de acontecimientos, hace mención de la marcha cultural y nombra a los participantes: “parachicos, danzantes, musiqueros, trajes regionales, personas en sillas de ruedas, marimba, tambores, pitos y flautas, lo mejor del arte zoque y miles de personas saludando la resistencia del magisterio”.
Una de las características que hace de la gran marcha única y a todas luces relevante es la intervención de músicos de la tradición que tienen varias diferencias de fondo y forma con los artistas que mencionamos al inicio del presente trabajo. Los músicos tradicionales están inmersos en prácticas y contextos comunitarios (nacen y se desarrollan en dichos espacios) desde los festivos-seculares hasta los sagrados-religiosos. El aprendizaje de su música es de transmisión oral, vía directa de maestros o familiares músicos, es decir, de generación en generación, muchas veces adquieren el “don” por medio de sueños o del otorgamiento por medio de deidades o “encantos” que moran en los sitios sagrados (cuevas, cascadas, rocas, ríos…) por lo tanto su conocimiento no tiene nada de académico, ni de enseñanza formal.
El patrimonio musical que crean y recrean continuamente en sus fiestas (fandangos, mitotes, mequés, guelaguetzas, etcétera) es un patrimonio vivo y vigente en todos los sentidos, es profundamente antiguo y contemporáneo a la vez. Su música no está hecha para los escenarios, sino para reforzar redes comunitarias e invisibles enlaces con las deidades ya sean santos, vírgenes o divinidades originarias.
Desde esta concepción los músicos que intervinieron en la marcha, no acompañaron simplemente a los maestros, ni son músicos reconocidos en los medios de comunicación (así sean alternativos), ni se adhirieron a los maestros por una inesperada o casual toma de conciencia, sino que están íntimamente ligados al movimiento, han hecho suyas las demandas de los maestros, tienen vínculos y mantienen lazos sociales con los “profes”. Algunos de ellos son maestros o tienen familiares o amigos cercanos al magisterio disidente, es decir, conocen la problemática de fondo. A su vez, los profesores a través de muchos años han logrado construir una respetuosa ligazón con los pueblos y padres de familia, conformando estrechas relaciones de solidaridad que implican, incluso, defender hasta sus últimas consecuencias sus reivindicaciones.
Un aspecto de gran trascendencia que ha acercado a los maestros con sus alumnos, es la certera elaboración de contenidos educativos acordes con las realidades regionales y con una visión clara de lo que es realmente la diversidad cultural y una adecuada aplicación de la educación intercultural alejada de manuales y engorrosos documentos oficiales. Es así que la música, danza y otras manifestaciones del patrimonio cultural están presentes en las clases, investigaciones y fiestas en las escuelas. Estos elementos para nada están tomados en cuenta en la seudo Reforma Educativa y sus ideólogos y comparsas intelectuales no tienen ni idea de esta realidad, que no sólo permea “el sur de la república”, sino que constituye una innegable situación en el centro y norte del país. Es por esto que los músicos tradicionales, al igual que amplios sectores del magisterio, se encuentran en permanente resistencia defendiendo sus espacios vitales.
El viernes 17 de junio, músicos y danzantes de la antigua Coita, ahora Ocozocuautla, también se manifestaron en Tuxtla Gutiérrez en apoya al magisterio y el 26 de junio, con música de pito o carrizo fue despedida la nutrida comisión que viajó a la Ciudad de México. El 18 de julio marcharon miles de peregrinos, provenientes de 50 parroquias de San Cristóbal de las Casas, en apoyo al movimiento de docentes; los grupos de músicos tradicionales de tambor y pito se hicieron presentes y el llamado de alerta y reunión del caracol sonoro prehispánico se oía de vez en vez. En la marcha cultural convocada por el Patrón de los Parachicos participé con mi tambor zoque (construido por uno de los pocos lauderos que mantienen viva esta práctica en Tuxtla) al saludar a un joven tamborero, me contestó: “Aquí andamos los músicos de tambor, al lado de mis maestros, con el puño en alto”.
En la segunda entrega de este ensayo, tocaré las jornadas artísticas en torno de los derechos autorales colectivos de los diseños de las blusas mixes ante el plagio de una empresa y diseñadora francesa y dos temas que salieron a relucir a raíz de las movilizaciones en Chiapas: las declaratorias sobre patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO en relación a la música (en particular la de los parachicos) y el falso dilema de los falsos parachicos.
*Promotor cultural, investigador independiente y productor fonográfico.
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